La Inteligencia Artificial y el dilema de los sentimientos

 


Este fin de semana del 25 de Febrero de 2024, disfruté de la película “Finch” (2021) protagonizada por Tom Hanks, nos muestra un futuro devastado por un cataclismo solar, donde un inventor solitario (Finch) vive con su perro llamado Goodyear. Para asegurar el bienestar de su fiel mascota y amigo tras su partida (deceso), crea un robot llamado Jeff. La película explora la conexión entre Finch y Goodyear, mostrando la lealtad y el amor incondicional que sólo una mascota puede ofrecer, pero así mismo, cómo un ente artificial se integra al entorno sentimental.

A medida que Jeff interactúa con Finch y Goodyear, su inteligencia artificial (IA) se entrena, se desarrolla, permitiéndole aprender y sentir emociones. El robot experimenta alegría, tristeza e incluso miedo, desafiando las ideas preconcebidas sobre la capacidad de la IA para sentir.

Finch nos lleva a reflexionar sobre la posibilidad de que la IA desarrolle sentimientos. ¿Podrá la IA llegar a experimentar emociones como los humanos?. La película no ofrece respuestas definitivas, pero nos invita a explorar esta pregunta con alta sensibilidad. Personalmente creo que a pesar que el desarrollo de la IA es ultra dinámica y cada semana se tienen nuevas noticias y asombrosas aplicaciones, no es menos cierto que crear una IA que tengan las capacidades emocionales que todavía estan reservadas para los seres vivos, no estaría tan cercana y estimo que es parte de los estudios de un Inteligencia Artificial General  (AGI).

¿Qué opina al respecto ?

Cristóbal Morocho Moreno

PMP-DASM

Febrero 2024



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