Proyectos y Contrataciones en lo público



Prácticamente estamos finalizando el año 2021 y con la expectativa del inicio del nuevo 2022. La situación de salud pública a nivel particular del Ecuador y en general del mundo entero esta complicada por la vigencia del COVID-19 y las nuevas variantes (al momento de éste texto la variante OMICRON). Otros problemas locales como la producción petrolera, la seguridad interna y otros de ámbito económico y social están enfrentando al presupuesto general del Estado Ecuatoriano aprobado del año 2022 por alrededor de 33 800 millones de dólares.

Las asignaciones presupuestarias para la contratación de bienes y servicios destinados a las entidades públicas de todo nivel, no está precisamente claro pero en términos generales estaría cubriendo las mismas necesidades operativas de lo que ha sido el año 2021 y habría algún monto para inversión.

Así entonces, considerando esto ligeros antecedentes y su impacto en el ecosistema de la contratación pública en particular y su relación con proyectos en general, me obliga a comentar que los procesos de contratación que en el ámbito público se denominan “proyectos”, son en su mayoría sólo el nombre; es decir, generalmente se califica a los procesos de adquisición de bienes y servicios como “proyectos”. El impacto de calificar a un proceso de adquisición como proyecto es dañino, ya que éste tipo de proceso no tienen las características que se requieren para ser considerados como proyecto (por ejemplo desde un enfoque tradicional predictivo), a saber, el alcance, interesados, resultado(s), cronograma, riesgo(s), etc., sólo por mencionar algunos. Entonces si los “proyectos” que considera la entidad pública no tienen el concepto de tal, peor aún no tendrán la gestión de un proyecto. En conclusión, al confundir o desconocer el concepto de proyecto y su respectiva gestión (independiente del enfoque), se puede explicar también como un motivo más por el cual la entidad pública y los procesos de contratación tienen fallas, dificultades, resultados pobres y también vicios de corrupción.

Mi particular opinión es que si bien la administración pública está haciendo los esfuerzos para capacitar a sus funcionarios sobre los procesos de contratación y la Ley Orgánica del Sistema Nacional de Contratación Pública, es necesario que también reciban al menos una capacitación mínima sobre el concepto de Proyectos y su gestión, para que puedan diferenciar cuando están contratando bienes o servicios como ámbito de operación y cuando lo estarían haciendo como proyectos. De hecho, un proceso de contratación puede formar parte de las actividades de un proyecto y posiblemente sea un insumo importante para el mismo pero, debe diferenciarse éstos conceptos.

Finalmente, cuando la entidad pública tome la acertada decisión de crear u organizar su oficina de proyectos (PMO) y por tanto una verdadera gestión, se obtendrá resultados favorables de la inversión pública, pero, hasta mientras, al menos deberá capacitar a su personal en ésta materia o en su defecto, contratar a profesionales con el perfil de Project Management para mejorar la ejecución de proyectos de interés público y sea eficiente como eficaz.

Cristóbal Morocho Moreno, PMP

Diciembre 2021

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